En este proceso se incorpora alambre galbanizado fuerte en zonas concretas a modo de refuerzo y una malla conejera de luz pequeña, que servirá como primera base para que se pueda sustentar en ella la espuma que se irá inyectando. Clavando esta malla en todo el perímetro de los módulos de manera independiente, sin que estos queden enganchandos entre si, se va dando forma a las distintas partes volumétricas. En combinación con este delicado proceso, se va aplicando espuma no expandible de abajo a arriba, una capa aproximada de entre 1 y 2 cm de expesor, añadiendo posteriormente otras nuevas capas, solo en aquellas zonas que sea necesario para ajustar los distintos efectos volumétricos.